POR: PASTOR MISAEL ARDON
1931 -2011 |
Cuando todos estábamos disfrutando de la reunión dominical matutina de nuestra Iglesia Betel Centroamericana, una joven muy conmovida entró buscando al Pastor. Entre sollozos dijo: “Mi papá TITO se está muriendo”. De inmediato nos constituimos al hogar de la familia Pérez Monroy, encontrando a la familia contemplando el cuerpo ya sin vida del hermano TITO PEREZ.
Ese domingo dieciséis de enero de dos mil once el Señor determinó llamar a su presencia al querido hermano Tito. Nacido en la cuna de Lempira, Erandique, fue llamado desde temprano a engrosar las filas del ejército Nacional de Honduras. El año mil novecientos sesenta y nueve, estuvo en el frente de batalla defendiendo el territorio nacional. Su pelotón fue casi eliminado en su totalidad. Los oficiales ordenaron el retiro pero él insistía en que le enviaran refuerzos, había que defender la trinchera. Por la gracia de Dios este valiente soldado salió vivo de la guerra.
Los planes de Dios siempre se cumplen en la vida de las personas. Su esposa, hermana ALICIA MONROY, oraba al Señor para que un día Dios tocara el corazón de Tito y recibiera a Jesucristo como su Salvador. Sus hijos Oswaldo, Maritza, Leslie y Belmar, acompañaban a su madre en esta buena intención. Veintisiete años de oración tuvieron su fruto, nuestro Padre Celestial guardó la vida del Capitán Pérez, hasta que vino arrepentido a los pies de Jesucristo. El hombre de guerra, el Capitán del ejército, había caído cautivo en las manos del Señor.
Su vida al final fue dedicada a leer la Biblia y subrayarla, leer libros, asistir a la Iglesia, se bautizó como miembro pleno, apoyó el ministerio de Radio Betel, y contribuyó con todas las causas que se presentaron entre los hermanos.
Su partida ha dejado un enorme vacío entre su familia y en la Iglesia. Los actos de velatorio y funerales, fueron especiales. Despachar a un hermano no es fácil. Se sabe que la familia ya no lo tendrá. Todos los que participamos en los cultos de consolación lo hicimos con sinceridad y amor.
Llamó la atención al final la presencia de un grupo de militares quienes hicieron baya de honor cuando pasó el cuerpo hacia el cementerio. Muchos resaltaron el valor del militar que se iba. El encargado de agradecer a nombre de la familia, hermano Otmar Morales, nos conmovió con sus palabras cuando dijo: “Entre los hombres el hermano Tito, fue conocido como Capitán, pero ante Dios, hoy se presentado como un auténtico soldado ante el más grande Capitán, el Rey de Reyes y Señor de Señores, diciéndole Señor aquí estoy a tus órdenes.”
Nos despedimos del hermano TITO PEREZ, no con un hasta siempre, sino con un hasta pronto. Puesto que los creyentes en Cristo Jesús, esperamos reunirnos cuando El venga por su Iglesia. Cuando la trompeta suene los muertos en Cristo resucitarán primero y luego iremos nosotros para estar con el Señor por siempre. Amen. Hasta luego hermano TITO.
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